Una de las series populares que se veían cuando yo era chico era «El hombre nuclear» o «The Six Millon Dollar Man».
La trama mostraba a Steve Austin, piloto de pruebas y astronauta que sufría un terrible accidente durante un vuelo experimental. Los doctores se vieron obligados a amputarle ambas piernas y el brazo derecho. Steve también pierde la visión del ojo derecho. El Dr. Rudy Wells, amigo de Steve, se encontraba trabajando en un proyecto secreto llamado Biónica (mezcla de BIOlogía y electrÓNICA) y fue autorizado por el gobierno a reemplazar los miembros amputados con partes biónicas, que costaron seis millones de dólares.
En 1974 esto era ciencia ficción pura. Hoy ya no lo es.
La ciencia biónica ha avanzado muchísimo en los últimos años, pero me sorprendió descubrir i-LIMB , un producto de Touch Bionics. Hasta el momento las prótesis biónicas adolecían de dos problemas principales: su capacidad motriz o dicho de otro modo la capacidad de poder imitar la gran variedad de movimientos de los dedos humanos y el factor estético, lograr una apariencia cercana a una mano humana real. Ambas limitaciones comienzan a superarse con esta clase de tecnología. En uso por 600 pacientes el producto comienza a cambiar la vida de mucha gente con manos amputadas.
Relacionado con este tema, me vino a la mente la presentación de Juan Enriquez en TED 2009.
Enriquez es un mexicano, profesor en Harvard, negociador de la paz en Chiapas y uno de los socios de Craig Venter, quien lideró el proyecto privado que terminó decodificando el genoma humano. Actualmente es el CEO de Biotechonomy LLC, una firma de inversión e investigación de las fronteras de la ciencia de la vida.
Lo que Juan explica en su charla es la convergencia de la ingeniería genética, los órganos, y la robótica y que estos cambios trascendentales para la humanidad están ocurriendo mucho más rápido de lo que la mayoría de la gente piensa.
Según Juan, vamos en camino de un proceso de transformación que nos convertirá del Homo Sapiens en el Homo Evolutis – los homínidos que tendrán deliberado control sobre la evolución de su especie y la de otras – prediciendo una singularidad biológica que ocurrirá en los próximos 100 años y no en los próximos 500 o 1000.
Manipulación de células y tejidos que se utilizarán en conjunto con soluciones robóticas generarán oídos que le permitirán al Homo Evolutis escuchar lo que hoy no está dentro de nuestro rango o ver más allá de las longitudes de onda que nuestros ojos hoy pueden. Organos artificiales cultivados en laboratorio prolongarán la vida hasta límites hoy impensables. Componentes biológicos que permiten crear organismos tal cual hoy diseñamos máquinas.
Después de ver a Juan Enriquez, la historia de Steve Austin se vuelve cada vez más cercana y para aquellos como yo, que aún no logramos dejar de fumar, se abren posibilidades de vivir mucho más que 100 años, sólo voy a necesitar comprar mis pulmones inteligentes y recién cultivados en eBay, tal vez, en los próximos 10 o 20 años…
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